LLAMADO URGENTE A UN PACTO GLOBAL PARA PROTEGER EL 80% DE LA AMAZONIA AL 2025
Los Pueblos Indígenas de la Cuenca Amazónica, a través de nuestros conocimientos y saberes ancestrales, hemos protegido la Amazonía durante milenios. En 2021, la Coalición de la Iniciativa “Amazonía por la Vida: protejamos 80% al 2025” propuso un pacto global para la protección permanente del 80 por ciento de la Amazonía para el 2025 como medida urgente para detener el punto de no retorno y responder a la triple crisis planetaria. Cerca de 60 organizaciones indígenas y más de 1200 organizaciones en el mundo se han unido a nuestro llamado. La Resolución 129 de la UICN en 2021 ha servido para que los países amazónicos y el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas (UNPFII por sus siglas en inglés) reconozcan el punto de no retorno como la amenaza más importante en la región; sin embargo, sólo Colombia ha adoptado la meta como su posición oficial.
Al día de hoy, la comunidad internacional no ha tomado aún medidas congruentes con la evolución vertiginosa del calentamiento que vive la Amazonía y el planeta y por ello hoy, nos vemos en la necesidad de concientizar a los gobiernos y a la humanidad sobre el momento crucial que vivimos y, elevar nuevamente el llamado de 2021 expresado en la Resolución 129 y a las Resoluciones 18 y 19 del UNPFII con una hoja de ruta hacia un pacto global que contemple los siguientes puntos:
- Una visión regional panamazónica: los pueblos, los ecosistemas, los ríos, los bosques no se rigen por los límites nacionales. La suma de los planes nacionales debe resultar en una protección regional de por lo menos el 80%, un umbral mínimo para evitar el punto de no retorno. La cuenca se inicia en los Andes, baja por la Amazonía Andina que guarda la mayor biodiversidad del planeta y baña 847 millones de hectáreas hasta llegar al Atlántico.
- Crear un observatorio regional que armonice los datos, metodologías y conocimientos indígenas que sirvan de sostén para la construcción de políticas regionales vinculantes. El primer paso, es un diagnóstico regional que recoja los Planes de Vida de los pueblos y planes nacionales que desemboquen en un plan maestro regional del cual emanen directrices hacia los Estados amazónicos.
- Garantizar que la adopción del 80% al 2025 sea el inicio hacia una transición justa en la Amazonía respetando las políticas nacionales y compromisos internacionales vigentes para la protección de los derechos humanos, indígenas y de la naturaleza.
- Incluir a los Pueblos Indígenas (PI) y Comunidades Locales (CL) en los procesos de toma de decisiones para la construcción e implementación de la política pública en la Amazonía.
- Crear un Fondo PanAmazónico: De la misma manera en que los ecosistemas están interconectados y las políticas que se tomen en un país influyen en toda la región, los estragos también se sentirán en toda la región y a todo nivel. Los países amazónicos no pueden competir entre sí por los fondos internacionales sino ir en bloque para poder asegurar impactos regionales. Un fondo regido por los principios de equidad y transparencia permitirá mantener una visión común de las prioridades, emergencias, y soluciones regionales.
- Garantizar el acceso directo a recursos financieros y técnicos a los PI y CL que permitan la implementación de sus modelos propios de gestión territorial y Planes de Vida. Generar las capacidades en los pueblos y comunidades para ejercer su derecho territorial respetando sus sistemas de conocimiento y de gobernanza. Con este fin, se creará el Fondo Indígena Amazonía para la Vida.
- Establecer mecanismos de control social, veeduría y fortalecimiento institucional para prevenir, alertar y garantizar la integridad de los territorios y los derechos de sus habitantes y el cumplimiento de las 143 prioridades establecidas en la Declaración de Belém.
- Agilizar los procesos de reconocimiento legal, demarcación y financiamiento sostenible de 100 millones de hectáreas de territorios indígenas y los territorios de comunidades tradicionales como parte de las soluciones inmediatas contra un punto de no retorno inminente, la crisis climática, la presencia de grupos criminales, narcotraficantes y otros grupos ilícitos y la pérdida de biodiversidad acelerada.
- Priorizar el reconocimiento de los territorios indígenas de los Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI) en toda la cuenca para garantizar su pervivencia y el debido respeto a sus derechos humanos y la integridad de los ecosistemas que habitan.
- Garantizar la integridad ecosistémica de al menos el 80% de la Amazonía a través de una moratoria inmediata sobre las actividades intensivas y extractivas industriales que inciden en de todos los bosques primarios de la Amazonía (255 million hectáreas), al menos hasta que su protección legal sea efectiva a través de una declaratoria de protección permanente.
- Definir un régimen de manejo territorial para las áreas no designadas tendiente a la conservación así como establecer incentivos y marcos legales para la protección de la integridad ecosistémica por parte de personas o personas jurídicas de derecho privado y público.
- Una restauración inmediata de los ecosistemas degradados mediante el empleo de los sistemas de conocimientos indígenas para recuperar la funcionalidad e integridad ecosistémica con el fin de mejorar los medios de vida de los pueblos indígenas y las comunidades locales.
- Propiciar la co-gestión de las áreas protegidas designadas y por designar por comunidades indígenas y locales.
- En el marco del ejercicio del derecho a la libre determinación y la autonomía de los pueblos y de la Meta 3 del Marco Global de Biodiversidad, los NDCs de los países amazónicos deberán incluir a los Territorios Indígenas después de un proceso de consulta previa, libre e informada donde se especifique con detalle los beneficios diferenciados entre el Estado y los pueblos y comunidades.
- Los países industrializados deberán garantizar un flujo de recursos previsible así como marcos legales que impidan que las cadenas de valor que involucran a sus entidades financieras y a empresas extractivas extiendan sus operaciones que afecten la integridad ecosistémica en la región: agroindustria, combustibles fósiles, minería, tala, entre otras actividades industriales.
- Que la banca multilateral priorice la transición de los modelos de desarrollo actuales a un modelo que permita la preservación del 80% de la Amazonía mediante mecanismos de deuda como la Condonación condicionada de la Deuda y otros mecanismos.
- Que el sector financiero se comprometa a garantizar el cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas y a poner fin a la deforestación en todas las cadenas de suministro que financian.
- Generar mecanismos que garanticen la transparencia y rendición de cuentas del sector financiero y de las cadenas de valor, de los estados y de las finanzas para el clima, para las áreas protegidas y para los Territorios Indígenas.
La Amazonía es la selva tropical más grande del planeta, uno de los mayores sumideros de carbono y mercurio y, la región con mayor diversidad biocultural del planeta. Es el hogar de 511 pueblos indígenas, incluidos 66 grupos que viven en aislamiento voluntario y contacto inicial (PIACI). La Cuenca alberga un tercio de las especies de plantas y animales de la Tierra y el 20 por ciento del agua dulce. Funciona como el corazón biológico de nuestro planeta: secuestra y almacena grandes cantidades de carbono, regula el clima continental y global, produce oxígeno y lluvia, impulsa los sistemas climáticos, entre otros beneficios para la humanidad y la vida en el planeta.
Durante milenios, los sistemas de conocimiento y gobernanza indígenas han sustentado la pervivencia de la Amazonía y la integridad de otros ecosistemas vitales para la vida en el planeta. Sólo recientemente la ciencia ha reconocido el rol de nuestros pueblos, de nuestros conocimientos y gobernanza como medidas eficaces de conservación de la vida. La fehaciente prueba es que el 80% de la biodiversidad del planeta está en los Territorios Indígenas que representan 22% del globo terráqueo.
Los Territorios Indígenas (TI) y las Áreas Protegidas (AP) son vitales para proteger la Amazonía. Juntos cubren cerca del 50% de esta región. Las metas globales se quedan cortas en la Amazonía. La región requiere un 30% adicional para evitar una debacle regional y planetaria. Lograr este horizonte requiere de un compromiso férreo de los estados para que su voluntad política se cristalice en recursos. Los pueblos Indígenas y otras comunidades tradicionales percibimos menos del 1% de financiamiento para el cambio climático, nuestros territorios han sido excluidos de los presupuestos nacionales a pesar de mantener niveles de conservación comparables o más altos a los de las áreas protegidas, las mismas áreas protegidas han sido desmanteladas con cortes presupuestarios y concesiones mineras y petroleras. Se requiere una transición justa para que los países amazónicos puedan depender de la conservación y no de las industrias extractivas. No queda espacio para más retórica. Cerca de la mitad (45%) del bosque intacto en la Amazonía se encuentra en territorios indígenas, un área más grande que Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Noruega y España combinados .
El 26% de la Amazonía ya se ha transformado. La pérdida irreversible ronda el 20%. Los científicos han definido el punto de no retorno como el umbral donde la deforestación y la degradación combinadas suman más del 20 por ciento, un estadío que puede traducirse en la muerte regresiva de todo el ecosistema o una metástasis. Esto liberaría emisiones masivas de dióxido de carbono y traería consecuencias rápidas y catastróficas para la estabilidad climática global. Los síntomas del punto de no retorno en la Amazonía pueden interconectarse en dinámicas de cascada en otros ecosistemas acelerando otros puntos de no retorno. Existe una ruta de propagación de teleconexión identificada entre la Amazonia y otros ecosistemas como la meseta tibetana y el cambio del bosque boreal de la Antártida occidental y otros 16 puntos críticos.
No es teoría, desde 2023, los síntomas se han recrudecido: vivimos la peor sequía del Río Amazonas en 120 años; entre 2001 y 2020, por lo menos, 120 millones de hectáreas de bosques amazónicos fueron afectadas por el fuego, una extensión equivalente al tamaño de España, los fuegos no han parado; vivimos una ola de calor en todos los países amazónicos, entre tantos otros síntomas que evidencian un estado avanzado hacia el punto de no retorno.
Hay regiones amazónicas donde el punto de no retorno es una triste realidad y los 63 grados celsius registrados en Río de Janeiro en marzo de 2024, confirman que hemos entrado a un escenario desconocido para el que no estamos preparados. Nuestras acciones en los próximos años determinarán el destino de nuestro planeta durante los próximos milenios. Asegurar la integridad de los sistemas hidrológicos, la biodiversidad y garantizar el rol fundamental de la Amazonía como regulador climático mundial, requiere que al menos el 80 por ciento de sus bosques permanezcan intactos.
Este es un llamado para establecer un pacto global para la protección permanente del 80 por ciento de la selva amazónica para el 2025, concertado por todos los gobiernos de la Amazonía y respaldado por los pueblos indígenas y la comunidad mundial.
Instamos a los países de la cuenca del Amazonas a declarar el estado de emergencia y detener de inmediato la expansión de actividades industriales destructivas, políticas gubernamentales y subsidios públicos dañinos que permiten una mayor destrucción de los bosques . El estado de emergencia abordaría los factores que impulsan la deforestación y, al mismo tiempo, dejaría espacio para el diseño y la implementación de estrategias dirigidas hacia un cambio transformador perdurable.
Las naciones industrializadas deben reconocer su papel en el cambio climático y el rol trascendental de la Amazonía en la mitigación del mismo y canalizar todos los recursos necesarios para garantizar una transición justa para quienes habitamos el bioma y para sus propios ciudadanos. El momento para la acción es ahora.
Los pueblos indígenas de los nueve países amazónicos invitamos a los gobiernos, científicos, ciudades, instituciones financieras y a todos los sectores de la comunidad global que estén dispuestos a actuar por el planeta, a que se unan y apoyen esta iniciativa. La firma de esta declaración es un primer paso para evitar el punto de no retorno de la Amazonía y proteger el 80% para el 2025.
La Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica – COICA y más de 60 organizaciones indígenas amazónicas y cerca de 1200 organizaciones de la sociedad civil en el mundo exhortamos una declaratoria de estado de emergencia de la Amazonía y una priorización de acciones a todo nivel.
En solidaridad con las naciones y pueblos indígenas de la Amazonía, el Comité Ejecutivo de la Iniciativa Amazonía por la Vida: protejamos el 80% al 2025: COICA, Stand.earth, Re: Wild, AVAAZ, Amazon Watch, Wild Heritage, RAISG, One Earth, Earth Insights, CONFENIAE, AIDESEP, ORPIA, COIAB.